Duración de los sermones agustinianos

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Introducción

Agustín no estableció una ley positiva sobre la duración de sus sermones, pero como quería llegar con eficacia a los feligreses, por lo que había una serie de factores que hacían un sermón breve, corto, mediano, largo o larguísimo. Sobre estos factores no es necesario rebuscar mucho, pues el mismo Agustín los expresa en sus sermones. Indaguemos, entonces, qué aporte nos puede otorgar este Pastor de Almas a nuestros criterios y practicas actuales.

Praxis agustiniana

Al considerar la praxis agustiana tengamos en cuenta cuatro aspectos: (1) los feligreses se encontraban de pie1 y Agustín sentado en el exedra2. (2) lo mas habitual era predicar sábado y Domingo; no obstante, dependiendo del tiempo litúrgico, predicaba a diario y hasta dos veces al día3. (3) además de predicar en Hipona y Cartago también predicó en otros lugares (e. g.,Tagaste, Bulla Regia, Chemton, Bizerta, Constantina, Utica, Argentario, Vallis, Boseth y Aï Tunga)4. (4) los sermones agustinianos deben clasificarse como improvisaciones relativas; es decir, Agustín planificaba lo que iba a predicar, al menos las ideas básicas, y las pocas veces que no preparó un sermón él mismo lo aclara. Por ejemplo: «…no habiendo preparado sermón alguno para dirigir a vuestra caridad»5; pero esto no significa que escribió sus sermones, sino que, mas bien, como expresan algunos especialistas6, se guiaba por esquemas escritos que a veces le permitían dirigir su sermón conforme a lo que discernía en los feligreses.

Sermones de duración breve (Aprox. 5 – 25 minutos)

Los sermones muy breves se debieron en su mayor parte a razones de enfermedad, cansancio y estado de voz7. Y los sermones cortos se presentaban cuando la asistencia era grande por la particularidad de ciertos días que se celebraban solemnemente por tradición. Así que un criterio tomado en cuenta por Agustín era el tamaño de la audiencia, aunque esto no era un factor para disminuir en exceso el sermón y lo que debía expresarse según el texto bíblico seleccionado:

«Sé que en estos días sobre todo suele llenarse la iglesia de gente que quisiera salir antes de entrar y que nos tachan de pesados si alguna vez nos demoramos algo más. Esos mismos, si sus banquetes, a los que se apresuran a llegar, duran hasta la tarde, ni se cansan, ni rehúsan la asistencia, y salen siempre de ellos sin el más mínimo rubor. Sin embargo, para no defraudar a quienes vienen hambrientos, aunque sea brevemente, no pasaremos por alto el misterio encerrado en el hecho de que Jesucristo nuestro Señor ascendió al cielo con el mismo cuerpo en que resucitó»8.

Además, Agustín predicó sermones cortos al considerar la duración de ciertas liturgias o si el texto bíblico seleccionado realmente requería o no una mayor extensión9.

Sermones de duración media (Aprox. 30-45 minutos)

Los sermones de duración media son algo frecuentes en el sermonario agustiniano, y, al parecer, son los que armonizan mejor con la duración de la liturgia. Estos sermones tienen como criterio la moderación, pues «con la ayuda del Señor, se impondrá la moderación para no ser ni pesado para nadie ni demasiado breve, limitándome a lo preciso»10. En estos sermones Agustín procuraba no saturar a los feligreses, «aunque os veo atentos y casi en plenísima forma, como si ahora mismo hubierais comenzado a escuchar, no quiero empero decir nada más, para que retengáis fuertemente esto último que he dicho»11. A pesar de esto, varios especialistas12 sugieren que estos sermones de duración media fueron recortados por Agustín en el curso de la exposición y que difería algunas cuestiones para otro momento:

«Quedan todavía dos cuestiones, pero temo resultar pesado a quienes ya están hartos y, al mismo tiempo, temo defraudar a los que aún están hambrientos. En mi mente está lo que ya he resuelto y lo que aún debo resolver (…) Pero ¿qué hago? Si despacho ambas cuestiones con unas pocas palabras, quizá no se me entienda como conviene; si lo hago con más calma, temo gravaros con el peso del sermón más bien que elevaros con el fruto de mi exposición (…) consideradme todavía deudor de una explicación más amplia en otro momento»13.

Sermones de duración larga (Aprox. 1 – 2 horas)

En el sermonario agustiniano encontraremos un sermón sumamente largo como el sermón 198 (Aprox. 2 Horas y 45 minutos) y una cantidad no menor de sermones que sobrepasan la hora. En estos sermones Agustín quiere presentar delicias espirituales que ve necesario exponer con amplitud, y entiende que por mas habilidad de síntesis que posea, sencillamente hay cosas que no se pueden exponer en un periodo corto de tiempo. En estos sermones se percibe tanto la habilidad oratoria de Agustín como la admiración de los feligreses, quienes muchas veces sabían y querían14 que enseñara algo largo y denso. Sin embargo, en varias oportunidades Agustín percibe que se alarga mucho: «El salmo se ha terminado, y por este olor (rumor) que siento, deduzco que mi sermón se ha alargado. Pero no he satisfecho vuestros deseos. Os veo demasiado ansiosos. ¡Ojalá que con esta violencia arrebatéis el reino de los cielos!»15. Asimismo, estos sermones podían presentarse entre semana ante un publico más deseoso9. Por ultimo, en ocasiones quería retener a los feligreses en el templo:

«Y, si os he retenido mucho tiempo, ha sido adrede, para que pasaran las horas dañinas. Supongo que ellos han terminado su frivolidad. Nosotros, en cambio, hermanos, puesto que nos ha alimentado el festín salvador, hagamos lo que resta, de forma que solemnemente completemos el día del Señor con gozos espirituales y comparemos los gozos de la verdad con los gozos de la frivolidad. Y, si nos horrorizamos, sintamos pena; si sentimos pena, oremos; si oramos, seamos escuchados; si somos escuchados, los ganamos»16.

Conclusión

Habiendo ilustrado la practica agustiniana17 en cuanto a la duración de los sermones, queda manifiesto cómo Agustín se guía por una variedad de factores y circunstancias para aplicar distintos criterios, según los cuales, los sermones tendrán diversas duraciones. Él discierne que esto es más adecuado y correcto que establecer un solo proceder.

Dicho esto, ¿qué puede aportar Agustín en cuanto a la duración de los sermones en la actualidad? En la actualidad se observan, por lo menos, tres practicas en cuanto a la duración de los sermones: (1) aquellos que promueven sermones breves y suelen argumentar en función de narrativas que invitan a la prudencia. (2) aquellos que promueven sermones con una duración establecida y argumentan en función de narrativas que invitan al orden. (3) aquellos que promueven sermones medianamente largos, o largos, y que argumentan en función de narrativas que invitan a una mayor pasión por la Sagrada Escritura.

A nivel general creo que Agustín puede aportar un panorama más amplio donde seamos capaces de considerar más circunstancias y factores que cuestionen nuestra practica, de tal forma que estemos dispuestos a cambiarlas cuando ciertas circunstancias y necesidades se presenten en nuestras Iglesias. Por ejemplo, un sermón breve en la actualidad puede parecer muy conveniente, sin embargo, podría estar enviando un mensaje equivocado en cuanto a la dedicación que debemos a la contemplación de la Sagrada Escritura. En un entorno donde las personas suelen dedicar poco tiempo a la oración y practican muy poco el ayuno y la limosna (bien entendida), el sermón breve parece no ser siempre conveniente. Los sermones de horario establecido parecen ser los mejores y una gran ayuda para el servidor de Dios, ya que estaría regulado y el feligrés sabría a qué atenerse. No obstante, de vez en cuando será necesario aplicar sabiduría y salirse de esos patrones. En cuanto a los sermones largos cabe cuestionarse si deben predicarse con frecuencia.

Para finalizar, Agustín invitaría a ministros y feligreses a que cultiven un estilo de vida con el que puedan disfrutar por mayor tiempo las delicias espirituales: «En verdad os veo tan alegres, que aún queréis seguir escuchándome. Vuestra caridad me ha provocado a decir muchas cosas, y tal vez podría decir otras muchas; pero es mejor que rumiéis bien lo recibido y lo dirijáis con provecho para vuestra salud»18.


Notas:

  1. Sermón 355,2/ PL 39,1568 (BAC 27).
  2. «Del lat. exĕdra, y este del gr. ἐξέδρα exédra ‘lugar con asientos’.f. Arq. Construcción descubierta, de planta semicircular, con asientos fijos en la parte interior de la curva» DRAE 23.ª edición.
  3. Éric Rebillard, “Sermones”, Diccionario de san Agustín a través del tiempo Pag. 1199-1221.
  4. Carlos Morán, introducción general (BAC 7) pag.11.
  5. Sermón 352,1/ PL 39,1549 (BAC 27).
  6. e.g. Dolbeau.
  7. Sermón 38,1/ PL 38,221 (BAC 7).
  8. Sermón 264,1/PL 38,1212 (BAC 24).
  9. Pio de Luis Vizcaíno, “San Agustín Predicador” El Pensamiento de san Agustín para el Hombre de hoy, Valencia, EDICEP, 2010, Tomo III Pag. 554-555.
  10. Sermón 305A,1(Dennis 13)/ MA 1:11-164 (BAC 25). Esta moderación ciertamente aplica a los sermones de duración breve, pero es más aplicable a los sermones de duración media.
  11. Sermón 162C,15 (Dolbeau 10). (BAC 23).
  12. e. g., Pio de Luis Vizcaíno.
  13. Sermón 149,15/ PL 38: 807-14. (BAC 23).
  14. En varios sermones los feligreses esperaban predicas amplias y Agustín no podía predicarles por tanto tiempo por la debilidad de su voz (e. g., Sermón 20B (=Dolbeau 28).
  15. Enarraciones a los salmos 72,34 (BAC 20).
  16. Tratado sobre el evangelio de Juan 7, 24/PL 35, 1450 (BAC 13).
  17. Alexandre Olivar aborda varios factores que influyen en la duración de un sermón en los padres de la Iglesia. En la obra La predicación cristiana antigua. Herder, 1991.
  18. Sermón 53A (=Morin 11)/ PLS,2,685 (BAC 10).