El consentimiento mutuo hace que una pareja esté en matrimonio

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A través de la historia la postura de que lo que hace un matrimonio es el consentimiento mutuo siempre ha estado presente de manera perenne, aunque de forma intermitente, a veces respaldada por una minoría y en otras ocasiones con un nivel de apoyo más amplio. En contraste, en ciertos períodos, se ha promovido la idea de que aunque el consentimiento de las partes es indispensable, no hace que las personas estén casadas, sino que es la declaración confirmatoria de la iglesia o el estado quienes tienen el papel de hacer que una pareja esté casada. Aunado a esto, es común encontrarse en la actualidad con la negativa a priori hacia esta postura del consentimiento mutuo de las partes debido a posibles interpretaciones y representaciones distorsionadas de la misma. Este rechazo, basado en malentendidos, resulta, por supuesto, absurdo, ya que la aplicación distorsionada no anula una buena doctrina. Por tanto, el presente artículo tiene como objetivo exponer los fundamentos más elementales de esta postura. Para lograrlo, se ilustrara de forma diáfana la postura, por medio de preguntas y respuestas con Travis Fentiman, Mdiv de la Greenville Presbyterian Theological Seminary. También, se citarán a Rutherford (1600 -1661) del periodo de la Edad Moderna temprana a favor de que el consentimiento mutuo hace que una pareja esté en matrimonio y para finalizar un caso en el cual san Agustín respalda la postura.

Travis Fentiman Mdiv de la Greenville Presbyterian Theological Seminary

El consentimiento mutuo implica el compromiso establecido por ambas partes, de acuerdo con la ordenanza, para convertirse en esposos a partir de un momento específico y de manera permanente.

• ¿Cuál es el factor determinante que hace que una pareja esté en Matrimonio?

«No es la declaración confirmatoria del magistrado civil o de la Iglesia la que hace que una pareja se case (no existían tales instituciones en el Edén hasta Génesis 9-12), sino más bien es el consentimiento mutuo de ambas partes hacia la institución naturales (es una institución positiva basada en la naturaleza) del matrimonio lo que los convierte en esposos».

• ¿Esto niega la certificación civil delante del estado y la bendición eclesiástica?

«Se expresa normalmente y de manera apropiada en votos (aunque no siempre, como en el caso del matrimonio de hecho , Génesis 24,67). En lugar de que la Iglesia o el Estado tengan un poder intrínseco para contraer matrimonio entre personas, únicamente poseen la autoridad para reconocer y hacer cumplir quiénes están casados (a través de su mutuo consentimiento) dentro de sus jurisdicciones, y declararlo si resulta beneficioso para el bienestar público».

• ¿Cuál es la creencia del común denominador respecto a estas cosas?

«La idea de que la Iglesia hace que las personas se casen ha sido la visión del catolicismo romano (que ha acarreado tantos efectos negativos), contra la cual los reformadores protestaron enérgicamente. En nuestros días, muchas personas creen que es el magistrado civil quien casa a una pareja, lo cual tiene efectos igualmente negativos cuando el magistrado intenta (creyendo tener el poder) cambiar la definición del matrimonio y, consecuentemente, conferir el matrimonio a personas para las que nunca fue diseñado, y posiblemente negárselo a personas a las que les corresponde».

• ¿Existe una frontera difusa entre el matrimonio legal y el concubinato a largo plazo?

«No creo que haya una frontera particularmente difusa entre el matrimonio legal y la convivencia a largo plazo. La mayoría de los estados en Estados Unidos permiten el matrimonio de derecho consuetudinario. De hecho, en algunos estados, simplemente presentarse en un concesionario de automóviles y afirmar que estás casado confirma el matrimonio a ojos del estado».

• ¿Podrías proporcionar casos prácticos o aclarar más sobre tu perspectiva en relación a la distinción entre el matrimonio legal y la cohabitación?

«Si les preguntas a ambas personas de la pareja que convive juntas: “¿Ambos tienen un consentimiento estable de que están casados?”, y esto corresponde a la esencia de la ordenanza divina del matrimonio (entre un hombre y una mujer), y ambos responden “sí”, entonces están casados. Si uno de ellos responde que no, entonces no están casados. Muchas personas que viven juntas durante una década o más, y aún así se consideran novios o novias, te dirán que no están casadas. Y no lo están. Pero si dicen que lo están, entonces actuarían como tal, y cualquier separación posterior sería, de hecho, la ruptura de un matrimonio, tanto como ellos lo perciben, como objetivamente. Conozco al menos un caso en el que una chica creyó por un corto tiempo que estaba casada con su novio con quien convivía, pero luego tuvo que enfrentar la realidad de que aún era solo su novia y el chico no reconocía que estuvieran casados. Tiene que ser una determinación estable».

• ¿El concubinato?

«Es una corrupción de la institución y no debería existir en ese sentido. Sin embargo, por el bienestar de las mujeres, personas y la sociedad, Dios en el Antiguo Testamento consideró mejor regularla hasta que fuera reformada por una mayor luz con el Mesías».

Samuel Rutherford (1600 – 1661)

Rutherford se destaca como erudito de la temprana Edad Moderna, específicamente dentro de lo que se ha clasificado como la temprana y alta ortodoxia del período posterior a la Reforma. Este erudito han sido ampliamente respetado y seguido. Esta cita nos muestra, al menos, que existe una recepción en la tradición reformada de que el consentimiento mutuo de las partes hace el matrimonio. Es posible que estemos hablando de la postura mayoritaria dentro de esta tradición, pero es necesario realizar un estudio académico exhaustivo para confirmarlo. Simplemente me limito a presentar esta cita como una ilustración.

En medio de una disputa, Rutherford se enfrenta a una cita de Vázquez que sostiene que la imposición del anillo durante la ceremonia romanista es lo que establece el matrimonio entre un obispo y la iglesia. Desviándose momentáneamente, Rutherford califica esto como una doctrina papista y critica la metáfora del matrimonio, argumentando que no se aplica, ya que considera que una pareja está verdaderamente casada cuando ambos consienten en ello:

«(…)porque el mutuo consentimiento entre X y su esposa, siendo esencialmente el matrimonio, como reconocen el derecho canónico, los teólogos y los casuistas sólidos, convierte a X en esposo, y también en el esposo de dicha esposa, durante toda su vida»1.

En su respuesta, Rutherford hace referencia al «derecho canónico», por lo que se debe aclarar que en la época abarcaba una amplia gama de decretos canónicos, incluyendo aquellos emitidos bajo el Papado durante varios siglos. Es importante tener en cuenta que existieron colecciones estándar de estos decretos, a las cuales Rutherford podría haber aludido.

AVGVSTINVS

En los tiempos de Agustín, bajo del derecho romano, la distinción entre matrimonio y concubinato no estaba completamente clara. Por esto, «La falta de intención marital era el criterio que distinguía entre la unión legal y la unión informal»2, Por lo tanto, no es sorprendente que Agustín hiciera hincapié constantemente en la importancia de la intención marital en las uniones, es decir, en el consentimiento mutuo de las partes de acuerdo con la ordenanza. En este sentido, un caso particular en el que se evidencia esto es cuando aborda la cuestión de una unión sin intención de procrear. En dicho caso, se puede observar cómo Agustín da por sentado que el consentimiento mutuo constituye el matrimonio, y que la verdadera cuestión radica en si esa unión se ajusta a las disposiciones establecidas en la ordenanza:

«Suele, en torno a este problema, plantearse también la cuestión siguiente: si un hombre y una mujer, sin estar legítimamente unidos con otro, se comprometen a vivir en común no para procrear hijos, sino únicamente para satisfacer los ardores de su incontinencia, ¿se puede decir en verdad que han contraído nupcias, aunque se hayan jurado fidelidad y contraído el compromiso mutuo de no vincularse ni ella a otro hombre ni a él a otra mujer? Tal vez se podría quizá conferir a semejante consorcio el nombre de connubio, sin incurrir en absurdo, siempre que hubieran resuelto firmemente mantener viva la fe jurada hasta la muerte y que, aunque esa fe mutua no descanse en el propósito de tener prole, no la hubiesen evitado, ya sea con la voluntad de no tenerla, ya sea que para conseguirlo hayan utilizado prácticas reprobables. Mas, si falta una de estas condiciones o las dos a la vez, no comprendo cómo se pueda atribuir a semejante alianza el nombre de matrimonio»3.

El concepto de matrimonio según San Agustín se basa en el principio fundamental del consentimiento mutuo. Sin embargo, este consentimiento debe estar alineado con la ordenanza matrimonial, lo que implica que una negativa obstinada a la procreación, que es considerada una bondad del matrimonio, lleva a la conclusión de que no hay matrimonio o que al menos existe alguna irregularidad en la unión. No obstante, San Agustín acepta dos condiciones en este sentido, ya que no está dispuesto a afirmar el absurdo de que sin prole no puede haber matrimonio. Por lo tanto, según su punto de vista, el consentimiento mutuo de ambas partes es lo que establece el matrimonio entre una pareja.

Conclusión

En este escrito, se ha abordado el tema del consentimiento mutuo en el matrimonio de la forma más diáfana posible. A través de la preguntas& respuesta con Travis Fentiman, se destacó que el consentimiento mutuo es el factor determinante que hace que una pareja esté en matrimonio. Se resaltó que ni la institución eclesiástica ni el estado tienen el poder intrínseco de contraer matrimonio entre personas, sino que su autoridad radica en reconocer y hacer cumplir el matrimonio basado en el mutuo consentimiento de las partes. Se mencionó a Samuel Rutherford, ilustrando la postura en la tradición reformada. Además, se presentó el punto de vista de san Agustín, quien enfatizaba la importancia de la intención marital y el consentimiento mutuo en las uniones. Agustín consideraba que el matrimonio se hacía a través del consentimiento mutuo alineado con las disposiciones establecidas en la institución matrimonial. Por lo que cualquiera hombre y mujer que hagan un consentimiento conforme a la ordenanza está en matrimonio y esto parece estar en consonancia con un razonamiento discursivo coherente con la enseñanza Divina sobre este tópico.

Notas

  1. Samuel Rutherford, A Peaceable and Temperate Plea for Paul’s Presbytery in Scotland 1642 p. 262.
  2. Kim Power. “Concubinato”. En Diccionario enciclopédico San Agustín a través del tiempo, dirigido por Allan D. Fitgerald, 298. España: Editorial Monte Carmelo, 2001.
  3. b. conjug.5.5.

Una respuesta a «El consentimiento mutuo hace que una pareja esté en matrimonio»

  1. Avatar de Alessandro Guillén Rondón
    Alessandro Guillén Rondón

    ¡Excelente! Es la postura que he sostenido siempre, la que de forma más natural y consecuente se deriva de las divinas Escrituras.

    Saludos.